jueves, enero 20, 2005

A lo lejos suena una guitarra tratando de esbozar torpemente una canción que proteste sobre las injusticias, la propiedad privada y la falta de amor, pero la guitarra es muda, y en su concierto solo logra transmitir en el silencio un extraño amor perdido de infancia, que como todo, en las noches se niega a morir.

Un observador más analítico podrá ver que la guitarra sólo repite un estribillo, y que el amor nocturno que no moría, en realidad falleció ya hace tiempo, para gusto y gracia de todo el auditorio.